martes, 12 de junio de 2018



Lo perdido


Fui a la Oficina de “cosas perdidas y encontradas”,
<loss and found> que le llaman en inglés, jajaja
estaba en el aeropuerto de mi país;
fui a preguntar por si se encontrara o hubiera llegado,
le dije al empleado, mi maleta extraviada en el avión.

¡Qué no he perdido! Agregué mientras él tomaba nota.

Fíjese que he perdido mucho tiempo en mi vida y lo quiero recuperar.
Por si caso, si encontrara los años perdidos, llame a este fono, ve?

No me importa si encuentran mis errores, no los quiero.
Tampoco me interesan las celebraciones perdidas, aniversarios y esas cosas.
Clases que nunca tomé, malas decisiones, usted sabe.
¿Y los libros perdidos, regalados, olvidados? ¿Quién ha visto mis libros?
Qué pena ¿sabe usted? no me acuerdo de sus títulos…
Y eso que los dejé guardados bajo siete llaves.

Es irreversible, pero no van a encontrar mi cabeza,
nadie me devolverá los días y los meses enferma con migrañas,
tampoco las cosas inútiles y no apreciadas por los demás,
los dimes y diretes de situaciones que no llevan a la nada,
ni aquellas palabras que son lo que el viento se llevó,
porque hay conversaciones que mejor ni recordarlas.

Eso sí señor: quiero lo que perderé mañana,
Sabe por qué? Porque lo de mañana ya es ayer.
 y porque estoy perdiendo la memoria, no ve?
Todo lo que he perdido, no hay lugar donde quepa.

En realidad, señor, su oficina es muy chica para tanta cosa,
le estoy pidiendo mucho, si fíjese
hasta perdí una tía que, según se comentaba, perdió el tren.
Es cosa de familia, ve?
.
Pero por el momento al menos busque mi maleta, por favor.
No la perdí yo, fueron ustedes, los de la aerolínea,
y avíseme a este fono por si algo aparece: 935-2230.
Muchas gracias. Nos vemos.

Por Eugenia Toledo Renner
grupo Calle Temuco, 2017


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